Cuatro pautas para conservar las salsas en buen estado
Barbacoa, bechamel, siciliana, césar, vinagreta… existen más salsas de las que podemos llegar a imaginar. Aportan sabor, color y aroma a nuestros platos, y convierten alimentos poco apetecibles o aburridos en comidas deliciosas.
Ya sea para no desperdiciar ingredientes o para aprovechar tiempo, lo cierto es que muchas veces preparamos más cantidad de salsa de la que necesitamos. Pero, ¿sabemos realmente cómo guardarla en las mejores condiciones?
Aquí te explicamos unas pautas básicas:
- Las salsas elaboradas con huevo se deben conservar bien tapadas en la nevera (para que no se forme costra) y hay que consumirlas en las 24 horas posteriores. Es el caso de la salsa césar, la mayonesa, la muselina o la holandesa. No se recomienda congelarlas.
- Las salsas que se cocinan, como la de tomate, la bechamel o la vizcaína, deben dejarse enfriar antes de taparlas y guardarlas en la nevera (donde suelen aguantar bien un par o tres días). También se pueden congelar, pero recuerda sacarlas unas horas antes de consumirlas para que se descongelen del todo.
- Las vinagretas se pueden guardar en la nevera varios días. Para que el aceite rebaje su densidad, déjalas a temperatura ambiente unos minutos y remueve bien.
- Algunas salsas, como la agridulce, la barbacoa o la de tomate, se pueden guardar varios meses en la despensa en tarros herméticos al vacío.
Y tú, ¿cómo guardas tus salsas?
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